Una entrevista al norteamericano Daniel Pink -que fey jefe de discursos del vicepresidente Al Gore y es autor de best sellers motivacionales- me ha introducido al concepto de la “visión ideológica en túnel”. De hecho ya hace tiempo que se habla y que reflexiono sobre ello: la idea de que Internet nos agrupa por intereses y hace que cada vez más pertenezcamos a grupos de amigos -y sociales- menos diversos, más cerrados en su propia ideología y que nos la refuerzan.

Un ejemplo claro es la disminución de lecturas de diarios. Antes leíamos diarios que tenían su ideología pero que nos hablaban un poco de todo y que de alguna manera nos acercaban a ideas que no tenían porqué ser las nuestras. Ahora, como buscamos la información en Internet acabamos yendo a los sitios que explican las noticias como nosotros queremos oirlas, y las comentamos en foros o redes sociales que nos refuerzan nuestra visión del mundo y raramente nos la cuestionan.

Yo por ejemplo en Facebook prefiero no hablar de política porqué si lo hago sé que molesto a unos u a otros. Y lo hago precisamente para evitar quedarme sólo con los que piensan como yo, en una especie de autodefensa contra este efecto de “visión ideológica en túnel”.

Daniel Pink explica que “cada ciudadano se aísla hoy en su comunidad política sin escuchar a quienes no piensan como él”. Y añade que “los partidos ya no confrontan sus ideas en los grandes medios transversales, sino que crean los suyos. La proliferación de medios hace que ninguno tenga grandes audiencias y que todos tengan una más radical”.

Probablemente a este fenómeno se deban situaciones que se están dando en todos los países: en Estados Unidos (Trump), en el Reino Unido (Brexit), en España (fin del bipartidismo y visión política cada vez más alejada entre los unos y los otros, e incluso en Catalunya (independentismo reforzado y e general visión del mundo con referentes diferentes a los de gran parte de España).

Algunos de estos fenómenos, explica Pink, antes de Internet “no habrían superado el filtro de las grandes audiencias donde las clases medias imponían el centro y la moderación”.

Lo explica así:

¿Qué ha pasado?

Que la revolución digital genera la visión en ­túnel de comunidades ideológicas aisladas que no escuchan a las demás. Si eres votante de Trump, ves todo el día teles, radios y redes sociales en que no hay ningún votante de Hillary.

Pero igual hablas con alguno en el bar.

Tampoco, porque las fronteras de los distritos electorales se van redibujando cada diez años y los dos partidos han ido cambiando sus límites hasta lograr que sean cada vez más o sólo republicanos o sólo demócratas.

Es lo que les convenía.

Y, como los americanos nos mudamos a menudo, nos hemos ido segregando ideológicamente por barrios: conservadores o progresistas.

¿Y los grandes medios de comunicación?

Antes eran los que centraban a la sociedad porque en los platós de las grandes cadenas y las tribunas de los periódicos de más tirada se confrontaban ideologías. Y así salía ganando el que menos rechazo provocaba: el más centrado.

¿Ya no es así?

No, porque en la era digital nadie tiene grandes audiencias, pero todos tienen la suya. Las audiencias se han fragmentado ideológicamente.

¿En qué sentido?

En que la mayoría está las 24 horas sin ver ni oír opiniones que no sean las suyas. Esa v isión en túnel digital radicaliza las opiniones y favorece a las cadenas muy escoradas, como la Fox.

¿Y las teles centradas quedan en minoría?

Ya no tienen el liderazgo. En las redes también se crean comunidades que segregan a quienes no comparten su punto de vista. Tengo amigos que literalmente no conocen a nadie que vote a Trump. Y en otros barrios pasa al revés.

En la web de La Vanguardia podeís leer la entrevista entera a Daniel Pink.